Ocurrió ayer a la mañana a una cuadra de Tribunales. La víctima fue identificada como Alejandro Torres (54). El sospechoso, Amadeo Eduardo Fernández (46), pasó la noche en la Unidad Penal 44 de Batán y declararía esta mañana.
Un kiosquero de 54 años fue asesinado ayer a la mañana de ocho puñaladas en el interior de su negocio ubicado a menos de 100 metros del edificio de Tribunales y por el crimen fue detenido un taxista, de 46 años, quien sería el actual novio de la expareja de la víctima.
La víctima fue identificada como Alejandro Torres, propietario del kiosco ubicado en “Polirrubro Millie”, ubicado en calle Tucumán 2406, un negocio de pequeñas dimensiones que el viernes se convirtió en el escenario de un nuevo homicidio en la ciudad.
El fiscal que investiga el asesinato, Fernando Castro, tiene a un único sospechoso por el asesinato, que ya se encuentra detenido. Se trata del taxista Amadeo Eduardo Fernández (46), quien sería el actual novio de la expareja de la víctima.
“Yo no fui, no hice nada”, le dijo Torres a una mujer con la que discutía el viernes a la mañana en el interior del “Polirrubro Millie”. Esas fueron sus últimas palabras antes de ser salvajemente atacado por un hombre armado con un cuchillo, quien prácticamente no le dio oportunidad para defenderse y le asestó ocho puñaladas mortales.
La situación fue advertida por un mozo de un bar de la cuadra, que casi todas las mañanas le llevaba el café a Torres. El hombre escuchó la discusión, los gritos y vio como un sujeto salía del kiosco, subía a un taxi por la puerta del conductor y se iba, mientras que una mujer que también salía del negocio se perdía caminando en otra dirección.
El detenido es Amadeo Eduardo Fernández, quien sería el actual novio de la expareja de Torres, con quien la víctima mantenía un conflicto.
El mozo miró hacia dentro del kiosco y se encontró a Torres mortalmente herido, cubierto de sangre. El hombre llamó inmediatamente a la policía, pero cuando los efectivos llegaron la víctima yacía muerta en el suelo de su negocio.
Personal de Policía Científica trabajó en el lugar en busca de elementos probatorios relevantes. En el kiosco encontraron el mango de un cuchillo, del arma homicida y también secuestraron el celular de la víctima.
Por otra parte, la autopsia realizada al cuerpo de Torres reveló que el ataque fue realizado con una fuerza brutal y con la inequívoca intención de asesinarlo: el homicida le asestó ocho puñaladas mortales, principalmente en el tórax y cuello, siendo dos las más graves: una que ingresó por el intercostal izquierdo hasta cortar el corazón y otra que prácticamente lo degolló, rasgándole la tráquea.
Además, Torres presentaba cortes en los brazos y las manos, señal de que intentó defenderse. Por la profundidad de las heridas -casi perdió un dedo- los investigadores consideran que el cuchillo utilizado por el asesinado era de gran porte y muy filoso.
Algunas de las primeras medidas tomadas por el fiscal Castro para dar con el posible homicida y con la mujer que escapó del kiosco fue solicitar las cámaras de seguridad de la zona y recolectar testimonios de testigos.
Por otra parte, según los testimonios que pudieron recolectar los investigadores, allegados a la víctima declararon que Torres estaba en conflicto con su expareja e incluso había recibido una serie de amenazas de la mujer.
De esta manera, el fiscal Castro comenzó a descartar la hipótesis de un homicidio en ocasión de robo y se centró en la posibilidad de un asesinato relacionado a conflictos personales.
Según la autopsia, Torres recibió ocho heridas de arma blanca mortales. Las principales fueron una
que ingresó por el intercostal izquierdo hasta dar con el corazón y otra que le cortó la tráquea.
Con estas primeras averiguaciones, la policía pudo identificar al actual novio de la expareja de Torres, Amadeo Eduardo Fernández, como sospechoso del crimen, ya que el taxi Chevrolet Corsa al que el homicida se subió, sería el mismo que él maneja.
Fernández fue detenido la misma tarde del crimen por personal de la Dirección Departamental de Investigaciones, mientras lavaba su automóvil y ocultaba un bolso con ropas manchadas de sangre, en la vereda de un domicilio de Paso y Lavalle.
La mujer, en tanto se encuentra identificada y ya fue localizada pero por el momento no se libró ninguna medida restrictiva en su contra. Es que no está determinado, más allá de la preexistencia de conflictos con Torres, que ella hubiera sido la mujer que estuvo en la escena del crimen o que hubiera tenido participación de alguna manera.
Fernández pasó la noche en la Unidad Penal 44 de Batán y esta mañana será trasladado a Tribunales para declarar ante el fiscal Fernando Castro, quien lo imputó por “homicidio”.
Los investigadores analizan las cámaras de seguridad de la zona para intentar identificar a la mujer que salió del kiosco tras el asesinato de Torres. Además, secuestraron el teléfono de Torres en busca de las amenazas que sus allegados dijeron que sufría. La policía también busca determinar si Torres llegó a denunciar las amenazas formalmente.